Confusión y shock emocional.
La caída del gobierno de Evo Morales, un ejemplo de
pensamiento psicopático.
Marear la perdiz, es
un nombre de entrecasa para los métodos modernos de producir golpes de estado. Son
métodos que se centran en producir confusión.
Podríamos
decir que se lo tumbó haciendo tonterías. Es interesante preguntarnos cuáles y
de qué manera, han sido las tonterías instrumentadas.
Se
montó un “juego” para producir confusión.
El
primer movimiento fue negar lo evidente; negar que Morales había ganado
limpiamente las elecciones. El hecho de acusar falsamente, contra lo obvio; por
ser ridículo y absurdo, chocante con el sentido común, fue un golpe bajo exitoso,
para el objetivo de producir confusión.
Es
un método que podría llamarse cuanto más
ridículo mejor. Basado en la lógica del absurdo: cuanto más mentiroso, más
verdadero. Cuanto menos creíble, más creíble.
¿Qué
nos están acusando de fraude? - debe haber sentido el equipo de gobierno que
había ganado las elecciones - es ridículo, absurdo, va contra lo obvio; por lo
tanto, no puede llegar muy lejos.
Pero
pensar así resultaría un error, porque, precisamente por eso, por ese choque
con la realidad más evidente, iba a impactar por el método del shock emocional.
Lo
que se puso en juego con esa acusación ridícula, no fue una mayor capacidad lógica
para comprender el sentido de las cosas; sino quién tenía la lógica más
confusa. Es un ejemplo de pensamiento psicopático. Sino la paradoja del
pensamiento psicopático.
El
psicópata invierte el lugar de la víctima y el victimario. Nos la hace y nos hace aparecer como
culpables.
La
oposición mafiosa supo colocar al equipo de gobierno en la posición del neurótico
obsesivo, que idealiza la razón perdiendo el control de sus emociones, cuando
es enfrentado al absurdo y en esta debilidad es por donde el otro le va a
entrar para manipularlo.
Sus
emociones, apoyadas en la luz de la razón, se afirmó en la lógica de la
realidad, confiando en ella para imponer la verdad; cuando la sagacidad del oponente
iba por otro lado, el de conmover su emoción, llevándolo al caos y la
confusión, hasta provocarle un shock.
Al
cocido de conmover la razón, se le agrega entonces manifestaciones de violencia
dura por parte de pequeños grupos anónimos de encapuchados, produciendo una
gran confusión social, que complementa la confusión mental del equipo de
gobierno.
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