CRITICA
A LA POSTMODERNIDAD.
En su última película, De Roma con amor, menos explicativo y más expresivo, para mi gusto
más destilado como artista, lanza una chanza muy divertida sobre un señor convencional
en brazos del marketing.
En un día igual a los otros de su vida
rutinaria, una nube de periodistas lo abordan y empiezan a preguntarle las
cosas más inicuas que se pueda uno imaginar, ante las cámaras de la televisión
y sin comerla ni beberla se convierte en el famoso más famoso del momento.
Amores, sexo, dinero, honores, todos los bienes mundanos caen sobre él.
En una segunda secuencia los periodistas
toman al capricho a otro personaje convencional y lo abordan olvidándolo.
Esta eficacia hipnótica de la publicidad la
vemos como una crítica a la forma de vida post moderna.
Proviene como un paso posterior peculiar al
descubrimiento psicoanalítico que el inconsciente funciona por asociación
libre.
En lugar de tomar la apertura de
pensamiento que nos permite el descubrimiento, nos hemos aniñado en una vida de
juegos mecánicos.
El automatismo lúdico nos parece perfecto
siempre que no se pierda de vista el ser
humano, que precisamente por esta libertad de
pensamiento no tiene otro remedio que abocarse a la construcción de
sentidos.
Como en un anagrama ya antiguo del Grupo
Cero: Si todo está destruido mejor es ser inteligentes.
U otro en defensa de la caída de los
dogmas: Está prohibido el dogmatismo antidogmático, lo que pone un límite en la
actitud de ruptura con los dogmas.
Se trata en efecto de una ruptura con los
dogmas impuestos como ideas absolutas, no de la existencia de principios. De
estos no nos podemos liberar.

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