LA
ILUSIÓN DEL OBJETO.
Como ha demostrado el psicoanálisis desde
hace un siglo (El fetichismo -Freud)
el objeto es una construcción de la mente.
Pero… esta constatación es inaceptable para
la consciencia, que funciona gracias a una convicción en el mundo real.
No le es posible saber que esta percepción
del mundo que construye gracias a una
arquitectura imaginaria.
Hegel lo decía al considerar que el fundamento
del sujeto está en la apariencia de
la realidad: No dejemos de lado las
apariencias porque es todo lo que tenemos.
Esto es correcto desde el punto de vista de
la percepción de la consciencia; otra perspectiva muestra la incorporación de
la función inconsciente del pensamiento incorporada por Freud.
La infidelidad encuentra su fuerza en que
estar sostenida en la creencia contraria de que el objeto existe por sí mismo.
Este sentimiento se revive con cada conquista. Conquista de lo inalcanzable, le
hace sentir a la consciencia del sujeto que ese objeto existe como tal. El
conquistador piensa que es su existencia lo que impulsa su ambición.
Como en Moby
Dick, la sabia novela de Melville, la ballena blanca y su obsesivo cazador el
capitán Ahad, mueren juntos en el momento en que la alcanza, dando fin a su
extensa búsqueda.
En el momento crucial de alcanzar la
felicidad, confundido en el abrazo con su objeto, todo Casanova ha dicho: Ahora
sería bueno morir. Porque la muerte es lo único que garantiza la ilusión de que
el objeto ha sido alcanzado; seguir viviendo es continuar buscando.
Anular el carácter imposible de este
encuentro es la motivación del cazador.
¿Qué goce queda para el que sigue viviendo?
- La recreación constante del objeto.
¿Mediante su cambio permanente – estrategia
de la infidelidad - o su permanente recreación inconsciente?
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