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domingo, 11 de septiembre de 2011

CREACIÓN PERPETUA Elegir en qué creer o romper el juguete.


* Cuando lo honesto es perverso y la psicosis es normal. Slavoj Zizek (Lacanian Ink, Enero 2000):
“Hoy en día, cada vez más, el propio aparato cultural-económico, para reproducirse en las condiciones de competitividad del mercado, no sólo necesita tolerar sino directamente fabricar efectos y productos cada vez más fuertes e impactantes. Baste recordar las recientes tendencias en las artes visuales: ya han pasado los días en los que teníamos simples estatuas o cuadros enmarcados –lo que tenemos ahora son exposiciones de los propios marcos sin pinturas, exposiciones de vacas muertas y de sus excrementos, vídeos del interior del cuerpo humano (gastroscopias y colonoscopias), inclusión de olores en la exposición, etc., etc. (Esta tendencia lleva a menudo a la confusión cómica, cuando una obra de arte es confundida con un objeto cotidiano o viceversa. Recientemente, en la Potsdamer Platz, el sitio de construcción más grande de Berlín, el movimiento coordinado de docenas de grúas gigantescas se escenificó como una representación artística –indudablemente percibida por muchos transeúntes desinformados como parte de una intensa actividad de construcción... Yo experimenté la confusión opuesta durante un viaje a Berlín: advertí que a los lados y en la parte superior de las avenidas principales había larguísimos tubos y cañerías azules, como si la intrincada telaraña de los tubos del agua, el teléfono, la electricidad, etc., no estuviera oculta bajo tierra sino expuesta al público. Mi reacción fue, por supuesto, que se trataba probablemente de otra de las representaciones de arte postmoderno cuyo objetivo era, en aquel momento, hacer visibles los intestinos de la ciudad, su oculta maquinaria interna, en una especie de equivalente de la exhibición en vídeo de la palpitación de nuestro estómago o de nuestros pulmones –sin embargo me equivocaba, ya que unos amigos me señalaron que lo que yo veía era simplemente parte del mantenimiento y la reparación habituales de la red subterránea de servicios). Aquí, una vez más, como en el ámbito de la sexualidad, la perversión ya no es subversiva: los excesos impactantes son parte del propio sistema, el sistema se alimenta de ellos para reproducirse a sí mismo.” *
A partir de la producción del concepto de inconsciente se ha descubierto que los objetos son una producción de la mente. Esto nos aleja de la ingenuidad de la infancia cultural, abriendo el espacio de un renacimiento del sentido, corriendo al mismo tiempo el riesgo de desencadenar una actitud cínica de desprecio respecto de cualquier realidad.
Se trata de la función de la creencia.
Si todo da lo mismo mejor es ser inteligente, decía nuestro Grupo Cero joven en la Buenos Aires de los 70, a través del cual el psicoanálisis porteño nacía a su mayoría de edad.
Pasada su aplicación inicial de levantar la represión de una moral impuesta como verdad absoluta, se entendió la represión como una función necesaria para que el sujeto pudiese tener alguna realidad.
Lo que era reprimido desde una base moral podía ahora ser objeto de elección como forma de realidad.
Como en el antiguo dicho derviche: Los pescados que no tienen olor a podrido no hay que arrojarlos al mar, se establece un tiempo cíclico por el que venimos con una moral heredada por educación que cuando somos adultos podemos cotejar con las conclusiones de la propia experiencia. Entonces algunas conclusiones coincidirán y serán conservadas; otras se opondrán y serán descartadas; otras aún tendrán puntos de acuerdo y de desacuerdo y serán modificadas.
Se vio que la represión era un mecanismo de selección, no una condena y a partir de allí era posible elegir una realidad en la que creer. Había nacido la creencia por libre elección.
La interpretación psicoanalítica era el médium de esta transformación, un sistema de lectura de lo inconsciente.
Ser inteligentes entonces era elegir una realidad conveniente a la naturaleza humana deseante vale decir algo que pueda ser deseado, una creencia en el arte, en la poyesis, la creación.
Allí Menassa planteó que el inconsciente está estructurado como poesía, una idea notable.
¿En qué podemos creer cuando se ha dejado de creer en los principios establecidos por una moral? – En la creación perpetua.
Esto se sostiene a partir de la tesis de Freud que el sujeto está basado en el deseo inconsciente, desarrollado por Lacan en su teoría del significante.
En la post modernidad a la que se refiere Zizek se ha confundido la caída de la guía moral (caída que abre el espacio de creación de realidad), por la fiesta loca de tirarse las cosas a la cabeza en un entusiasmo libertario.
En lugar del si todo da lo mismo mejor es ser inteligente, un: si todo da lo mismo rompamos el juguete.
Está sobre el tapete elegir entre la depresión producida por la nostalgia del objeto absoluto expresada en la destrucción del mundo, o la vida como creación de realidad.
Al arte post moderno de la caída de los símbolos, debiera proseguir el de la elección de realidad.
* Cuando lo honesto es perverso y la psicosis es normal. Slavoj Zizek (Lacanian Ink, Enero 2000)

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