Pasará el resto de la vida negando lo que no es posible negar, y sospechando que la creación de las verdades con las que vive, no se sostienen.
Como me dice Joan, un amigo catalán, insaciable trabajador, que a sus 90 años lleva a cabo una labor incesante, cuando le digo: pero hombre, ¿por qué trabajas tanto? haces en un día lo que yo en una semana: “Luisito, la vida es como andar en bicicleta, si dejas de pedalear se cae”.
Lo que Joan trabaja es la represión originaria y sabe que su vida depende de ello, si hemos de creerle, así aguanta. Trabaja siempre creando, para negar la nada que lo sostiene.
No otra cosa descubre el lingüista Ferdinand de Saussure con su principio de “lo arbitrario del signo”: cada significante, cada palabra, vendrá a combinarse con todo el sistema de símbolos del lenguaje. La palabra en sí no contiene obligatoriamente su significado, sino que se liga al significado por la forma en que se combina con las otras palabras, quedándose con el significado por descarte del que les toca a las demás.

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