Recapitulando:
Cuando el sujeto ya existe, la represión secundaria modela su personalidad haciendo las veces de censura entre consciente e inconsciente, diciendo que es lo que debe pasar a la conciencia o quedar inconsciente.
Pero previamente a que eso pueda funcionar, el sujeto ha sido lanzado al mundo mediante la “represión de nada” que es la represión primaria, que produce el pensamiento.
En la noche de los tiempos - en un tiempo mítico - un animal a medias erguido, intuye, vislumbra su fin, y un temblor le invade: al mismo tiempo que hace con la mano el gesto de apartar una visión perturbadora, queda grabada en el interior de su mente la visión de la nada, de su desaparición.
Grita “no”, pero ya es tarde: en el mismo instante en que hace el gesto para apartar el mal, queda sometido a la nada que vio. Por eso grita, porque quiere ser el animal que sabe lo que desea: satisfacer su hambre, su sed, su afán de aparearse, todo marcado sin dudas por su instinto. A partir de ahora deberá buscar, a partir de ahora deberá pensar para sobrevivir.
Será su destino pasar el resto de la vida negando lo que vio, esa nada. Como la nada es lo que no se puede ver con los ojos de la conciencia, será su camino negar aquello que no está en su conciencia y sin embargo condiciona su naturaleza.
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