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sábado, 2 de mayo de 2009

¿La representación cura la angustia?

Sobrevaloración de la técnica mágica o de la sugestión en la psicoterapia
Suele afirmarse que la representación cura la angustia.
Que la aparición de un sentido que interprete una situación angustiosa, hace desaparecer la angustia, es un hecho que se observa. Nos preguntamos al respecto, el por qué y los límites de acción terapéutica de este mecanismo.
La representación cura la angustia porque rearma el deseo que ha caído y por efecto de esta caída ha surgido la angustia.
La angustia es un temor al despiste, a la desorganización del yo, del sentimiento de identidad. Se la ha llamado por eso, angustia de muerte.
La representación de la situación que nos rescata de la angustia, actúa como un estímulo imaginario ya que lo imaginario tiene la capacidad de dar soporte, de enganchar el mecanismo del deseo. El deseo es inconsciente, está engranando, dando su forma a la personalidad. Es el pegamento de la personalidad, y el poder de la representación está limitado por los condicionantes de la historia del sujeto que van armando cada personalidad.
El hombre es un sujeto de su historia, que va dejando marcas en su modo de sentir e interesarse en la realidad. Por ello el deseo ha de ser trabajado en su propia dinámica que está en las raíces del mecanismo.
Sostener que el efecto imaginario de la representación es suficiente para elaborar la historia es una afirmación temeraria.
Efectivamente, el efecto terapéutico de la representación sobre la estructura de la personalidad no suele tener una eficacia estructurante, salvo como excepción.


Luis Schnitman
Madrid. 2.5.2009

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