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sábado, 25 de abril de 2009

¿TUMULTO LA VIDA?


Anoche soñé que mi vida había sido una aglomeración, un tumulto. Y soñé que esta visión podía ser un verdadero descubrimiento personal, a partir del cual podía hacerlo mejor.
Con esta sensación de descubrimiento práctico que no quería perder, me levanté y a semi oscuras escribí en un papel la palabra Tumulto.
Busco en el diccionario y dice así: Sin orden ni concierto. Confusión agitada o desorden ruidoso.
Me quedo en ascuas. No es exactamente desorden o agitación lo que he intuido en mi sueño.
Más bien la sensación de aglomeración, como dije. Demasiadas cosas en el mismo lugar, superpuestas.
Al psicótico le pasa, que tiene en la mente demasiadas cosas. Es al revés de la frase coloquial de “le falta un tornillo”. Más bien está demasiado atornillado.
Hay demasiado en la intuición del sueño. Un demasiado que podría ser parte esencial e inevitable de la vida, o por el contrario – he ahí lo que me hizo levantarme de la cama para escribir la palabra guía – evitable.
No me pasa desapercibida la cuestión que nos marcaba Freud cuando reflexionaba sobre la irracionalidad de que la pulsión de vida, Eros, volviera a confiar en su capacidad de que “ahora lo podré hacer mejor”, cuando Tánatos, pulsión de muerte, le ha demostrado que cada vez le gana la partida. Y para más pruebas de la necedad de su confianza, está la prueba última, en la que su oponente las lleva ganadas siempre. Eros va sin embargo, más allá de toda prueba en contrario. Su voluntad es inalienable y en eso consiste su naturaleza, es un necio por la vida.
Freud se asombra frente a esto, y llega a la conclusión de que es parte de la propia naturaleza psíquica. Esta necedad vital no tiene remedio.
Al levantarme ¿Será esta pulsión de vida, que viene con su terca determinación a hacerme creer que se puede hacer una vida sin tumulto?
La fantasía del sueño, una especie de reflexión, decía que se trataba de hacer una vida más sencilla.
Pero no sé bien sencilla de qué manera. Quizás hacer menos cosas.
¿Un retiro al campo o a la playa, cerca de los ritmos naturales?
La fantasía del “buen salvaje”, ha sido refutada por la realidad. Me acuerdo que vi, cuando joven médico rural, que las personas campesinas, incluso las más alejadas de la civilización ciudadana a la que yo pertenecía, tenían todos los problemas mentales de los citadinos.
Pero el sueño me ofrece la condición sobresaturada, tumultuosa, aglomerada de la vida, como una constatación asombrosa y con una solución posible.
Luis Schnitman
Madrid. 4.1.2009

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