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domingo, 19 de enero de 2020

LA INCLUSIÓN DE LO DIFERENTE.

Desde el punto de vista de la teoría psicoanalítica.

Por el hecho de tener inconsciente, somos diferentes de nosotros mismos; debido a que el inconsciente es una estructura que cambia permanentemente.

Podemos afirmar que somos diferentes de nosotros mismos porque la base del psiquismo, que produce el sentido de lo que vemos y entendemos, la visión de la realidad, está ella misma, como decimos, en permanente cambio.  

Ahora bien, si nos damos cuenta de eso, si se nos hace consciente, se nos cuestionan los principios con los que nos hemos educado, con los que nos vemos a nosotros mismos.

Así como el cambiante inconsciente nos lleva a una permanente creatividad, virtud esencial; también nos hace sentir que no podemos contar con que lo que entendemos y sentimos sea algo establecido para siempre; nos vemos por ello sumidos en cierta incertidumbre.

La tendencia a rechazar al diferente, común en nuestras conductas culturales, tiene esta base. Cuestionar lo diferente de nosotros mismos, afirma una imagen única del ser humano, una imagen inamovible y nos ayuda a no ponernos en cuestión.

Si aceptamos al diferente, esa misma lógica nos acerca a mirarnos a nosotros mismos como a desconocidos. Nos lleva a hacernos la pregunta: ¿podríamos ser otros, podríamos ser de otra manera?

¿Quién se conoce mejor que uno mismo? Esta idea del sentido común es una presunción del yo, que nos hace sentir conocidos, seguros, de una pieza.

Vivimos en una cultura de lo igual, que rechaza lo diferente. Hemos sido criados y educados en esta noción.

Cuestionarla, en nuestra sociedad, queda remitido al arte y a los artistas. Cuando Picasso le responde al periodista que él no busca, sino que encuentra; es porque ha hallado la llave de encontrarse a sí mismo como alguien desconocido a cada paso, como alguien que se sorprende de sí mismo cada mañana. Alguien que se encuentra cada vez diferente del que conoció hasta el día anterior. Por eso encuentra, no sabría qué buscar.

Es la razón psicológica del artista, debido a que la sorpresa ante sí mismo, le lleva a una lógica del descubrimiento.

Se descubre a sí mismo y al mismo tiempo redescubre la realidad. Debido a ello, su obra le enseña a los demás a hacer lo mismo.

Esto es lo que necesita la sociedad del arte. Las estructuras ideológicas sostienen el sentido común de la realidad social. Pero la misma sociedad necesita válvulas de seguridad que dejen entrar oxígeno, para no explotar como un globo. Para eso necesita a los artistas. El arte hace posible construir un pensamiento crítico.

Por esto son reconocidos como lo mejor de la sociedad. Pero al mismo tiempo son temidos y ciertamente rechazados.

Es su condición de vida en la sociedad, en la que necesita aprender sus propias estrategias de supervivencia.









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