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miércoles, 8 de septiembre de 2021

LA HUMILDAD DESDE EL PUNTO DE VISTA INCONSCIENTE.


Se recomienda la humildad como el principal de los valores. Se dice que el gran hombre o la gran mujer es quien es más humilde.

No es mejor el que más tiene sino el que es más humilde, suele decirse.

Esto es así porque el envanecimiento es una cuestión del yo, de la consciencia del sujeto, mientras que la humildad es un saber inconsciente.

Aceptando que sea de esta última manera ¿cuál es el mecanismo inconsciente de la humildad?

El yo cree que su sentimiento de sí es algo natural. “Soy así por el hecho de sentirlo”, “lo que siento es verdad”. Así razona el yo, autoritariamente, como algo que no puede ser cuestionado. El Yo es una estructura que está hecha de convicciones. No hay saber en el yo, sólo imaginerías.

Cuando el sujeto se tumba en el diván del analista, lo que aprende a ver son sus limitaciones. Va a aprender dónde mete la pata, en qué se equivoca.

 De esa manera, al cuestionar sus certezas, se produce una disolución de parte de su yo. En un extremo, el analizante deja de existir, se vuelve nada. Y a partir de esa nada va reconstruyendo su yo.

La persona grande viene de la nada del yo por eso es humilde. Sin ir más lejos, podemos ver en los sabios que son entrevistados en la tele o en las modernas redes de la internet, el rasgo de la humildad. Diría que cuanto más grande es su pensamiento, mayor es su humildad. 

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