Páginas

leschnit@yahoo.es

lunes, 19 de marzo de 2018

PSICOANÁLISIS DEL AMOR PSICOANÁLISIS DEL AMOR PSICOANÁLISIS DEL AMOR PSICOANÁLISIS DEL AMOR PSICOANÁLISIS DEL AMOR PSICOA ---------------------------------------------------O0O-----------------------------------------------------


AMOR COMO PEGAMENTO.
CHANDLER.
“EL LA QUERÍA” II*
*Ampliación de otro artículo del mismo título.

“Estaba enamorado de ella – dijo Ane casi con dulzura. Me refiero a Malloy. No le importó que llevara seis años sin escribirle ni que no hubiera ido a verlo mientras estuvo en la cárcel. Tampoco le importó que lo hubiera denunciado para cobrar la recompensa. Se compró ropa de buena calidad y lo primero que hizo al salir de la cárcel fue ponerse a buscarla. De manera que ella le metió cinco balas en el cuerpo a manera de saludo. Él, por su parte, había matado a dos personas, pero estaba enamorado de ella. ¡Qué mundo!“

´¡Qué mundo!´ nos dice Chandler expresándonos su asombro de que eso pueda ser así.

´Él la quería´. Eso bien valía dos muertos y su propia muerte a manos de su amada.

¿Qué clase de mundo es este? ¿Qué clase de seres somos nosotros? Son las preguntas de Chandler. La cuestión le parece sorprendente.
Una reacción que Freud recomendaba a sus discípulos.

Recordemos la recomendación de Freud a sus alumnos: ´Si ese paciente que viene a sesión tres veces por semana, cuando llega a la siguiente cita, usted sabe quién es, no está haciendo psicoanálisis.´

Ante el encuentro con una nueva situación, como psicoanalista, ´no puedo´ reconocer al objeto. Ya que la mirada del psicoanalista está ´obligada´ a sorprenderse debido a que sabe que nunca somos los mismos.

En cada situación el ser humano se modifica, se convierte en otro.
En un sentido radical ´Je suis otre´ (soy otro) nos decía Rimbaud. 

Uno está buscando quién es toda la vida, hasta la muerte.

El amor inventa la realidad.

Chandler se sorprende ante la naturaleza del mundo humano:

La pasión se le aparece como la rectora de la razón, más allá de otras consideraciones morales, éticas o prácticas.

Hizo el peor de los desastres para encontrar a su amada, incluyendo la heroica tarea de morir por sus manos. Nada tenía importancia salvo tenerla, verla. Desde este punto de vista podríamos decir que había tenido éxito en su empresa.

El éxito del amor es hallar el objeto imposible. El amor, indiferente a las leyes de la termodinámica, produce la realidad. La inventa.

Una explicación psicoanalítica es que la unión del sujeto con el objeto no es  sustancial.
Podemos vivir toda la vida con los primeros objetos, padre, madre, etc. No será una vida muy social pero sí una vida humana. 

La acumulación de historia te da la riqueza de ser un ser en el mundo, pero eso no cambia tu naturaleza esencial, de ser dependiente de los objetos.

Ni el anacoreta que se va a una cueva para no ver las cosas que se le tornan omnipresentes, puede escapar de ellas. Su meditación será el asombro de descubrirse dependiente por naturaleza humana.

Podré reducir los objetos del mundo al humo del atardecer, pero no podré sobrevivir sin el humo del atardecer.

El amor es el pegamento que nos une al objeto, el que nos convence que es verdad la calidez, la verdad de la ilusión; el que enaltece esta relación de dependencia magnífica, trágica, de relación de vida o muerte con los objetos amados.

Amo al objeto que realmente elijo, él me trae el mundo, el que me trae incluso a mí mismo.

Quiero querer.

El amor es el gran ilusionista, el magnífico mentiroso, el gran estafador. Loas al amor, nuestro gran benefactor. “Los desengañados se engañan”, nos dice Lacan.

El trabajo psicoanalítico te puede despegar del amor por los objetos obsesivos, del amor morboso, de la obsesión de amor, pero no te puede curar de la necesidad de tener algún amor. Te hará siempre una persona más social.

Quiero lo que sea… pero quiero.

Quiero un carro rojo, riquezas, un amante latino… lo que sea, pero quiero.
Quiero querer, porque en ello me va la vida.

Cuando hemos llegado a tener algunas cosas, lo mejor es que cuando las tenemos las amemos.

Ya que tenemos la disposición natural a querer estar en el mundo, lo más inteligente es amar esta disposición.

Tener de qué depender.

Aunque a algunos puede atemorizar el temor a la dependencia emocional, solo puedo decir que el de la personalidad dependiente, es un concepto teórico con mala prensa.

Hay otro modo de mirarlo: Que lo inteligente es tener de qué depender.

La ´obligación´ del psicoanalista es la sorpresa.
Su capacidad es sorprenderse de todo, como el mayor de los tontos, un tonto profesional.

Obtiene a cambio una herramienta terapéutica útil para las neurosis: ´la escucha´, una ´escucha activa´, que le cede al analizante el lugar que le corresponde y por el que le paga, de buscar su propio conocimiento.

Si el analista se ocupara de saber de él, le usurparía su propio lugar, que es el de obtener por él mismo un conocimiento de sí.

Coincidiendo con el consejo de los grandes maestros: ´Conócete a ti mismo´.

Conócete a ti mismo, analizante.
El psicoanalista está para observar y acompañarte en este crecimiento.



No hay comentarios: