ARTE TERAPIA Y CATARSIS EN LA NEUROSIS DE GUERRA
“Como
el hombre que quiere aprender a
caminar
después de sufrir parálisis… el
doliente
de guerra puede llegar a
reconstruir
su capacidad de soñar. *
*´El largo adiós´. Raymond Chandler.
Descripciones del detective Marlowe mientras prepara el café
después de una noche grave:
“¿Por qué me detengo en cada uno de estos
detalles? Porque la atmósfera cargada hace que cada una de estas cosas parezca un
rito, una representación, un movimiento preciso y muy importante de la realidad.
Es uno de esos momentos hipersensibles en que todos los movimientos
automáticos, por más habituales, por más antiguos que sean, se convierten en
movimientos independientes de la voluntad. Es como el hombre que quiere
aprender a caminar después de sufrir parálisis. Tiene que empezar todo de
nuevo.
- Para usted café puro, Terry.
En la mía puse dos terrones de azúcar y un
poco de leche.
En estos momentos ya estoy saliendo de mi
embotamiento matutino. No sé cómo hice para abrir la nevera y sacar el
recipiente de leche.”
El enfermo de una neurosis traumática grave,
el que ha sido despojado de todo lo importante, tiene dos caminos mortales y
uno de vida:
Quitarse la vida o ensimismarse en el
sentimiento que el mundo conocido ha desaparecido, que nada se sostiene y lo que queda no tiene
sentido.
En este caso de melancolía, a ratos los
hechos vividos vuelven a la memoria deshilachados, por trozos de los que
tratará de escapar.
Tercera opción, de vida, cuando su capacidad le
alcanza para entender que toda realidad es un vacío cubierto por imaginación,
podrá ver que esta fantasía que viste la realidad es la verdadera realidad.
Puede encontrarse con la dificultad de no saber cómo ser el sastre o la modista de
esta vestimenta para armar una nueva.
Como el detective de Chandler, cualquier
detalle cobra relevancia como si en él se concentrara la vida entera. Cada
gesto antiguo aparece rodeado de la historia de su vida, de su modo de sentir.
En un momento dado el llanto le dará entrada
a otra vida completando el duelo atroz por
lo perdido, no porque haya aceptado lo inaceptable sino porque habrá aprendido a
reconstruir sus sueños.
Por su dinámica de reconstruir la fantasía,
los trabajos del arte son adecuados para ayudar en este camino, acompañados por
ejercicios de catarsis que le ayudan a volver a llorar.
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