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domingo, 31 de enero de 2016

UNA DE CHANDLER. “EL LA QUERÍA”



“Estaba enamorado de ella – dijo Ane casi con dulzura -. Me refiero a Malloy. No le importó que llevara seis años sin escribirle ni que no hubiera ido a verlo mientras estuvo en la cárcel. Tampoco le importó que lo hubiera denunciado para cobrar la recompensa. Se compró ropa de buena calidad y lo primero que hizo al salir de la cárcel fue ponerse a buscarla. De manera que ella le metió cinco balas en el cuerpo a manera de saludo. Él, por su parte, había matado a dos personas, pero estaba enamorado de ella. ¡Qué mundo!“

Una explicación desde el psicoanálisis es que la unión del sujeto con el objeto es sustancial. Podemos vivir toda la vida con los primeros objetos, padre, madre, etc. y no será una vida muy social pero si una vida humana. No me casaría con una adolescente, pero quien cometa ese error tendrá una vida. La acumulación de historia te da la riqueza de ser un ser en el mundo, pero eso no cambia tu naturaleza de ser dependiente de los objetos. Hasta el anacoreta que va a una cueva para no ver los objetos, no puede escapar de ellos y su meditación será la risa o la frustración de descubrirse dependiente de ellos. Podré reducir los objetos del mundo al humo del atardecer pero no podré sobrevivir sin el humo del atardecer.  El amor es el pegamento más fuerte al objeto, el que enaltece esta relación de dependencia magnífica.
Claro que el trabajo psicoanalítico te puede despegar de los objetos obsesivos, pero no te puede curar de esa necesidad esencial.
Quiero un carro rojo, riquezas, un amante latino, lo que sea, pero quiero. Ya que queremos, amemos. Dependencia es sólo un concepto teórico con mala prensa, pero lo inteligente es de qué depender.

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