La
relación entre el poder y la belleza.
“La primera vez que posé mis ojos en Terry
Lennox, éste estaba borracho, en un Rolls
Royce Silver Wraith, frente a la terraza de The Dancers.
Junto a él había una muchacha. El tono rojo
profundo de su cabello era encantador; asomaba a sus labios una lejana sonrisa
y sobre los hombros llevaba un visón azul que casi lograba que el Rolls Royce
pareciera un auto cualquiera. Pero no lo conseguía enteramente; nada hay que
pueda lograrlo.”
Este comienzo de El largo adiós, una de sus mayores obras, transmite la fuerza de
los símbolos del poder y la belleza, especialmente de los primeros, a los que
Chandler dedica críticas en sus novelas: aparecen sintetizados en el Rolls, de un modo espectacular.
Sin decirlo lo sugiere: Nada existe que pueda
tapar el poder, la belleza lo disimula, pero no del todo.
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