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martes, 1 de enero de 2013

EL PSICOANÁLISIS Y LA PSICOLOGÍA DEL YO NORTEAMERICANA.




En EEUU se produjo la desviación del psicoanálisis basado en el inconsciente, a la psicología del Yo basada en la voluntad.
Refutado por Freud como una psicología adaptativa al sistema consumista, llegó sin embargo a  producir el siglo del Yo.

El concepto de inconsciente se centra en que lo consciente no puede hacerse consciente y significa que hay un enigma inalcanzable que determina las conductas del ser humano.
Pero para vender productos en serie y armar una economía basada en el consumo masivo, es necesaria otra idea del sujeto, que permita medir lo que las personas desean.
Con la connivencia de los pseudo psicoanalistas del Yo, las industrias propusieron la idea de un ser humano que pueda medirse y en consecuencia un marketing capaz de inducir deseos.

Este Yo, entendido como una esencia interna rodeada de una serie de capas de condicionamientos sociales, hizo que su terapia se remita a quitarle distintas capas para llegar al núcleo central.
Los terapeutas del Yo más avanzados dan un paso más: Le quitan la última capa, con el supuesto que debajo de esta no hay nada y a partir de ahí se puede uno inventarse a sí mismo.
Este último paso se acerca a un retorno al inconsciente del psicoanálisis, que no puede hacerse consciente, ya que la interpretación psicoanalítica reinventa el sentido del sujeto.

De toda esta voltereta, el descubrimiento freudiano indica que la realidad se funda en el deseo de… nada: Un objeto cambiante, evanescente; sin que se trate de un nihilismo, sino de un objeto dinámico, del deseo mismo. El objeto del deseo es desear.

Este descubrimiento es confundido por el pensamiento post modernista con un nihilismo: Supone que no hay nada que valga la pena ser deseado.
Decía el presocrático: nada sí, pero no nada. 

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