Primera defensa: represión.
Una persona
marcada por una historia de escaso reconocimiento amoroso desarrolla una baja
autoestima que le produce una tendencia a la melancolía. Para defenderse de ésta,
que amenaza llevarlo a la depresión, la reprime
Segunda defensa: hipomanía o compulsión a la acción.
Para evitar que
la tendencia melancólica, oculta por la represión, reaparezca, se produce una
compulsión de actividad.
La personalidad
afectada por esta puja entre fuerzas contrarias - melancolía reprimida e
hiperactividad defensiva - comienza a tener un funcionamiento bipolar.
Tercera defensa: pensamiento obsesivo.
Para evitar que
esta dinámica altere el pensamiento lógico-racional, se intenta reforzarlo
mediante una racionalización obsesiva.
¿Qué es lo que
percibe en este punto un observador externo?
Percibe una
persona con rigidez expresiva, falta de espontaneidad, emocionalmente variable,
sin grandes trastornos emocionales, pero en la cual se nota una falta de
equilibrio interno, con un desarrollo racional intenso pero algo algo inconsistente.
Como su
capacidad racional está sometida a presión debido a la represión de las
tendencias melancólicas, vale decir que no es un intelecto libre que trabaja
sus propias ideas sino que está en función de defender al sujeto de la
melancolía, este contenido inconsciente puede desbordar la defensa racional obsesiva
produciendo fracturas en la construcción lógica, lo que se agrega a la
personalidad como un rasgo delirante.
Los contenidos
de estos elementos delirantes pueden al mismo tiempo funcionar como un refuerzo
de la defensa de racionalización y aportar razones para reforzar el control
emocional pero, por el carácter fallido de las mismas, mostrando un síntoma de
falla lógica en el razonamiento.
Una
interpretación psicoanalítica en este punto – sin que pretenda abarcar la
totalidad del encadenamiento de defensas – es señalar que estos pensamientos
fallidos expresan conflictos inconscientes que conviene investigar.
En la estructura
inter conectada del psiquismo humano, los lazos inconscientes de uno de los
puntos sintomáticos emergentes en el discurso del sujeto, alcanza a toda la
estructura de la personalidad.

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