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domingo, 11 de marzo de 2012

CREACIÓN PERPETUA.

Elegir en qué creer o romper el juguete.
El post modernismo como recaída adolescente.

* Cuando lo honesto es perverso y la psicosis es normal. Slavoj Zizek (Lacanian Ink, enero 2000):

“Hoy en día, cada vez más, el propio aparato cultural-económico, para reproducirse en las condiciones de competitividad del mercado, no sólo necesita tolerar sino directamente fabricar efectos y productos cada vez más fuertes e impactantes. Baste recordar las recientes tendencias en las artes visuales: ya han pasado los días en los que teníamos simples estatuas o cuadros enmarcados –lo que tenemos ahora son exposiciones de los propios marcos sin pinturas, exposiciones de vacas muertas y de sus excrementos, videos del interior del cuerpo humano (gastroscopias y colonoscopias), inclusión de olores en la exposición, etc., etc. (Esta tendencia lleva a menudo a la confusión cómica, cuando una obra de arte es confundida con un objeto cotidiano o viceversa. Recientemente, en la Potsdamer Platz, el sitio de construcción más grande de Berlín, el movimiento coordinado de docenas de grúas gigantescas se escenificó como una representación artística –indudablemente percibida por muchos transeúntes desinformados como parte de una intensa actividad de construcción... Yo experimenté la confusión  opuesta durante un viaje a Berlín: advertí que a los lados y en la parte superior de las avenidas principales había larguísimos tubos y cañerías azules, como si la intrincada telaraña de los tubos del agua, el teléfono, la electricidad, etc., no estuviera oculta bajo tierra sino expuesta al público. Mi reacción fue, por supuesto, que se trataba probablemente de otra de las representaciones de arte postmoderno cuyo objetivo era, en aquel momento, hacer visibles los intestinos de la ciudad, su oculta maquinaria interna, en una especie de equivalente de la exhibición en vídeo de la palpitación de nuestro estómago o  de nuestros pulmones –sin embargo me equivocaba, ya que unos amigos me señalaron que lo que yo veía era simplemente parte del mantenimiento y la reparación habituales de la red subterránea de servicios).
Aquí, una vez más, como en el ámbito de la sexualidad, la perversión ya no es subversiva: los excesos impactantes son parte del propio sistema, el sistema se alimenta de ellos para reproducirse a sí mismo.” *

El psicoanálisis, en el S.XX, ha descubierto que los objetos son una producción de la mente. Esto, que nos aleja de la ingenuidad de la infancia cultural, puede dar lugar a una nueva inocencia potencialmente productiva de vida o por el contrario a un desprecio cínico de toda realidad.
Se trata de la función de la creencia.

Si todo da lo mismo mejor es ser inteligente, decía nuestro Grupo Cero joven en la Buenos Aires de los 70, a través del cual el psicoanálisis porteño nacía a su mayoría de edad.
Más allá de la aplicación inicial de levantar la represión de una moral impuesta por un mundo de verdades absolutas, se entendió la necesidad de que el sujeto  pudiese pensar por sí mismo:
Lo que era definido por la moral podía ser a partir de entonces elegido o transformado.
Como en el antiguo dicho derviche: “Los pescados que no tienen olor a podrido no hay que arrojarlos al mar”, venimos con una moral heredada por educación que, cuando somos adultos, podemos cotejar con las conclusiones de la propia experiencia. Algunas coincidirán y serán conservadas, otras se opondrán y serán descartadas; otras aún tendrán puntos de acuerdo y desacuerdo y serán modificadas.
En una palabra, nos habíamos dado cuenta que no hay realidad si no ha pasado por ser impuesta por la represión psíquica. A partir de ello era posible elegir que reprimir, construyendo una realidad en la que podamos identificarnos.
Había nacido la creencia por libre elección.

Ser inteligentes entonces era elegir una realidad conveniente a la naturaleza deseante del humanito. Elegir algo que pudiese ser deseado, inauguraba la propuesta de vivir según la poyesis, la creación; vivir en y para el arte.
Entonces Menassa planteó que el inconsciente está estructurado como poesía, la que me parece una idea notable.

¿En qué podemos creer cuando se ha dejado de lado el mandato moral?
 – En la creación perpetua. Esto se sostiene desde la tesis de Freud que el sujeto está basado en el deseo inconsciente, confirmado por Lacan en su teoria del significante.

En la post modernidad a la que se refiere Zizek se ha confundido la caída de la guía moral que da lugar a la creación adulta de la realidad, por la fiesta adolescente de tirarse la realidad a la cabeza como un juego donde los niños hastiados de juguetes los tiran por la ventana para ver qué les pasa.
En lugar del si todo da lo mismo mejor es ser inteligente, un: si todo da lo mismo mejor romperlo.

Cuando se pierde la ingenuidad se ha de elegir entre la depresión por lo perdido y el goce por la creatividad ganada.
Al arte post moderno debiera proseguir el camino de la construcción de la realidad.
De esa forma lo que señala Zizek que se busca lo sorprendente y extremo, sería sustituído por la naturaleza artística del humanito, constructor de realidad.

1 comentario:

Mobesse dijo...

Ahora lo entiendo perfectamente. Y no puedo estar más de acuerdo. Muchas gracias por este texto. De todas formas tengo que leerlo una vez más, pues esto de la fe me sigue inquietando.
Un abrazo