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sábado, 29 de octubre de 2011

LAS TENDENCIAS SEXUALES NO TIENEN IMPORTANCIA


Este enunciado puede parecer en una primer mirada una ligereza, sin embargo lo hacemos sobre la base de entender la sexualidad humana como una forma de organización del sujeto psíquico, vale decir de algo que va bastante más allá que una cuestión de aumento y caída de la excitación física.
La organización de la relación entre el sujeto deseante y el objeto deseado tiene la mecánica de un enigma.
Si llamamos misterio a lo que es posible ser descubierto y en el acto de su descubrimiento se echa luz sobre su naturaleza, dejando entonces de ser un misterio; un enigma por el contrario es una máquina de hacer preguntas que no tiene como objetivo ser contestadas echando una luz sobre él sino por el contrario, preservar su oscuridad para que de este modo siga funcionando el pensamiento.
La sexualidad es por lo tanto una forma de ordenar los símbolos del sujeto.
Nos ayuda en su comprensión la noción lacaniana del humanito como un sujeto del lenguaje que vive en la casa del lenguaje, en la “dicho-mansión”, en la casa del decir.
En la conversación viva se produce aquello que sostiene al sujeto, que no es sino el reconocimiento por parte del otro. Esta es la capacidad de la palabra.
Las diferencias sexuales anatómicas dan una base para su organización, pero no son esenciales para que se ordene el sujeto hallando un lugar en la relación entre los símbolos.
Por esa razón, más allá de sus implicaciones sociales e ideológicas, no tiene importancia la tendencia sexual particular de una persona para su existencia como sujeto, basta con que tenga alguna.

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