
Dentro de las reflexiones de Eduardo Gruner, se plantea la pregunta de qué es lo que hay que hacer con Auschwitz, si negarse a comprenderlo como quiere Levi, para establecerlo como un imperativo moral, como algo tan atroz que ni siguiera se puede pensar o, como lo facilitaría la Escuela de Frankfurt, comprenderlo como una posibilidad de la naturaleza del pensamiento humano y así estar alertas para que esto no se repita.
Desde el punto de vista del psicoanálisis a este dilema podría agregarse lo que la teoría del significante aporta para una dialéctica del bien y el mal:
- La emergencia de un nuevo significante, funda el sentido del mundo.
Cuando esto ocurre vemos el poder de la palabra en acción, ya que al ser pronunciada inmediatamente el sentimiento subjetivo la valida como una verdad natural.
Paradójicamente, cuando emerge el siguiente significante, vuelve a cambiar el sentido del mundo y a validarlo asimismo el sentimiento de realidad.
¿Cómo puede el pensamiento estar en capacidad de trabajar esto? ¿Cómo no extraviarse en este sube y baja cambiante?
Freud recomendaba amar y trabajar para ser sano. El trabajo de mirar esta variabilidad sin entrar en la angustia puede ser la marca del camino.
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