La referencia es de los tabloides de hoy sobre un suceso de los años 40.
Considerar que hay seres humanos de primera y de segunda o de décima, es una aberración del pensamiento.
Hay personas mal formadas por condiciones económicas y ambientales deficitarias.
¿Qué podemos esperar de un niño soldado de las guerras africanas por ejemplo sino la formación aberrante de su personalidad?
No caben dudas de estas diferencias de capacidad humana según las circunstancias.
Pero no hay duda que en las mayores diferencias de personalidad producidas por el ambiente, la esencia humana es la misma.
Si la persona más destacable se hubiera hallado sometida a las condiciones que produjeron la menos destacable, los destinos serían cruzados.
Nos gusta enfocar desde este ángulo la torcida perspectiva con que el servicio de salud de los Estados Unidos experimentó con ciudadanos de Guatemala hace 60 años, lo que llevó a los primeros a disculparse por ello.
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