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miércoles, 22 de septiembre de 2010

EL SOMA DE ALDOUS HUXLEY


























¿Qué pasa con el soma? Aquella historia de la novela “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, en que todos los conflictos de la naturaleza humana se habían resuelto por medio de una sustancia de efecto mental llamada “Soma”.
Lo que pasa es que estamos en ello por una sociedad que no piensa y que tiene prohibido pensar, y al que piensa se lo medica.
Y más todavía, que vamos hacia el instrumento biogenético para controlar con más sutileza los conflictos de la humana naturaleza. ¿Qué hará la biogenética? Producir fármacos para el control de los síntomas emocionales más finos y eficaces.
Pero no olvidemos, como lo dice Zizek, que la luz que estemos viendo al final del túnel puede ser un tren que se acerca.

2 comentarios:

. dijo...

Efectivamente. El horizonte de la sociedad actual apunta cada vez más a lo descrito en "1984", la novela de Orwell.

Aunque es verdad que la sociedad necesita individuos que no piensen demasiado para que de esta forma sigan trabajando para el sistema, también es cierto (aunque sea de forma colateral) que la sociedad tolera un cierto margen de pensamiento propio. Lo que no permite es que su status sea amenazado. Es ahí cuando salta la alarma y busca transformar el pensamiento en sumisión o directamente lo elimina.

El artículo me recordó a una madre de los marineros que murieron en el submarino Kursk. Durante la rueda de prensa que ofrecía Putin se levantó para decirle de lo que era responsable (esto con las cámaras de tv en directo para medio mundo). Automáticamente se acercó un hombre por detrás y le suministró un calmante mediante una inyección. Creo que es buen ejemplo de pensamiento que se suprime cuando es molesto. Si la mujer hubiese permanecido en silencio podría haber seguido con sus pensamientos.

Saludos y felicidades por los blogs.

Humanito dijo...

Gracias blues.
Mis excusas por contestarte tan tarde, parece que se ha desconectado mi correo.
Impresionante el ejemplo a la Putin, eliminando el pensamiento sobre el cuerpo, dándole una inyección en este caso.
De todos modos tengo la impresión que en este tiempo estamos en una suerte de circuito excesivo de control, ya que siempre el grupo ha protegido su ideología oficial. Creo que algo más está en danza, como un circuito paranoico, directamente instalado en la comunicación. Tememos al otro y cuando tratamos de saltar este temor, se nos incrementa aún más. Como la soga del ahorcado que, cuando más trata de soltarse, se ajusta más.

Saludos y que seas muy feliz