En la extensión o en la síntesis, vivimos nuestro humano destino.
Hay quienes, como el turista de vocación, recorren distintos escenarios con el deseo de completar una suma infinita. Otros por el contrario, se concentran, como el investigador científico, en un punto, un átomo de la física, con intención de completar el conocimiento de sus partes.
Ambos desean alcanzar el cielo con las manos, hacer de lo infinito una cifra concreta, de lo imposible, la comida diaria.
Entre estos dos afanes, la sensatez busca un camino intermedio. Pero es sabido que la tentación humana consiste en esquivar el equilibrio.
Don Juan se nos aparece como el primero de estos personajes, el que desea sumar escenarios infinitos y de esta guisa suma conquistas.
Es una personalidad extrema que no para en consideraciones de ningún tipo - personales, sociales, éticas, morales o políticas – a la hora de honrar su tendencia.
Nos muestra quizás esa naturaleza básica del psiquismo humano, que está guiada por el deseo.
Ya lo decía Freud a sus alumnos, en su verbo científico con el estilo estricto con que lo expresa la lengua alemana: Hay una falla consustancial a la naturaleza psíquica humana, no la quieran arreglar. Y cuando algún estudiante, con el impulso de la juventud, le preguntaba, qué tenían que hacer con ello; el maestro replicaba: lo que puedan.
Los excesos ilimitados de Don Juan, son un ejemplo de estas fuerzas en juego en nuestra naturaleza, a causa de lo cual posiblemente se ha vuelto eterno. Domeñadas por la civilización, gracias a Dios, como se dice; siguen vivas en nuestro interior y él las muestra con su terrible ejemplo.
Llama la atención cómo el personaje no considera ningún límite a su deseo; ni el riesgo de su vida y de su muerte le resta energía a la acción de sumar paisajes, en el turismo de conquista. En esa exagerada perversión nos muestra lo que nos pasa a todos, el fundamento del deseo, seguir y seguir y una vez más aún seguir. Las famosas últimas palabras de Goethe vienen al caso: Luz, más luz.
Hay quienes, como el turista de vocación, recorren distintos escenarios con el deseo de completar una suma infinita. Otros por el contrario, se concentran, como el investigador científico, en un punto, un átomo de la física, con intención de completar el conocimiento de sus partes.
Ambos desean alcanzar el cielo con las manos, hacer de lo infinito una cifra concreta, de lo imposible, la comida diaria.
Entre estos dos afanes, la sensatez busca un camino intermedio. Pero es sabido que la tentación humana consiste en esquivar el equilibrio.
Don Juan se nos aparece como el primero de estos personajes, el que desea sumar escenarios infinitos y de esta guisa suma conquistas.
Es una personalidad extrema que no para en consideraciones de ningún tipo - personales, sociales, éticas, morales o políticas – a la hora de honrar su tendencia.
Nos muestra quizás esa naturaleza básica del psiquismo humano, que está guiada por el deseo.
Ya lo decía Freud a sus alumnos, en su verbo científico con el estilo estricto con que lo expresa la lengua alemana: Hay una falla consustancial a la naturaleza psíquica humana, no la quieran arreglar. Y cuando algún estudiante, con el impulso de la juventud, le preguntaba, qué tenían que hacer con ello; el maestro replicaba: lo que puedan.
Los excesos ilimitados de Don Juan, son un ejemplo de estas fuerzas en juego en nuestra naturaleza, a causa de lo cual posiblemente se ha vuelto eterno. Domeñadas por la civilización, gracias a Dios, como se dice; siguen vivas en nuestro interior y él las muestra con su terrible ejemplo.
Llama la atención cómo el personaje no considera ningún límite a su deseo; ni el riesgo de su vida y de su muerte le resta energía a la acción de sumar paisajes, en el turismo de conquista. En esa exagerada perversión nos muestra lo que nos pasa a todos, el fundamento del deseo, seguir y seguir y una vez más aún seguir. Las famosas últimas palabras de Goethe vienen al caso: Luz, más luz.

1 comentario:
Magistralmente escrito. Deja claro que el deseo es un enigma y la vida paradojal.
Publicar un comentario