El gran milagro y la gran dificultad del ser
humano, habitado por el lenguaje, es existir.
La sexualidad, como lo propuso Freud, es un
organizador del deseo que da sentido al mundo y sus cosas. Sabemos que la forma
en que cada uno la ve es infinitamente variada.
Lo importante de la sexualidad es ese
mecanismo que nos hace posible ver la realidad; de qué forma verla es una
cuestión social, desde el punto de visto psicológico, intrascendente. Aquellos que
tienen las costumbres sexuales organizadas de una forma diferente a la que las
tradiciones sociales las determinan para la mayoría, desde el punto vista de la
naturaleza psíquica del ser humano, no es relevante.
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