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miércoles, 29 de mayo de 2013

CLEVELAND.

TRIPLE SECUESTRO DE DIEZ AÑOS DE DURACIÓN.


La noticia del hecho aterrador está en todos los titulares por lo cual no pretendo  abundar en ello.
Me pregunto, desde la ingenuidad, qué habría en la cabeza de los secuestradores  para hacer semejante cosa. Secuestro de mujeres jóvenes para su violación sistemática.

La respuesta automática puede ser: frustrados sexuales. Es real. Pero no puedo evitar preguntarme en qué consiste ese estado.
Siguiendo la misma respuesta pienso en la perversión de la mente. ¿Qué es la perversión?
Un estado mecánico de la mente que encuentra su placer, su interés en llevar a cabo aquello que va en contra de todo lo concedido por los valores en boga en una sociedad y una cultura.

Una suerte de desafío a que la realidad imponga su ley, su manera de ser, su forma de entender. Rechazo la imposición y hago todo al revés.
Aún algo más ¿Cómo es posible que una mentalidad haga esto? Por el hecho de que el pensamiento está determinado por unos elementos que son como datos de ordenador, vacíos de sentido, que se llaman símbolos, y que según como se unan entre sí, producen distintas tendencias y sentidos. Hay una cuestión mecánica en esta combinación.
Las combinaciones contrarias al sentido vigente son siempre condicionadas por la historia de vida de los sujetos; algunas veces – las más – porque hubo cuestiones aberrantes en lo vivido y otras por la forma en que se ha sentido una historia personal que en sí misma no tiene nada de particular.
Como dijo Joan Manuel Serrat, “he aprendido que en la vida no es tan importante lo que nos pasa como la forma en que nos lo tomamos”.



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