Al igual que el interesante planteamiento filosófico del “pensamiento débil”, la interpretación psicoanalítica tiene una eficacia estructural, va resolviendo conflictos que la persona ha cargado en una mochila emocional por no haber madurado situaciones de su historia de vida.
Esta solución de los problemas suele llevar su tiempo pero el resultado es firme, al modo del dicho italiano piano piano si va lontano (poco a poco se llega lejos).
Así sucede en el crecimiento del cuerpo, si lo miramos de un día para otro parece que siempre estamos igual, pero después de un tiempo el cambio se hace visible y ya no nos volveremos a achicar.
Por contraste el médico shamánico busca una eficacia simbólica, y los métodos comportamentales imprimen en la personalidad modelos que pretenden producir coherencia en la conducta del sujeto, tanto hacia el mundo exterior como en sus emociones. Estos enfoques desconociendo la existencia del inconsciente hacen que el sujeto salga del paso pero dejan intactas las causas del problema.
Las terapias de este tipo, basadas en la búsqueda de una superación rápida y sustentadas en una ideología ready made como la comida lista para llevar y wash and wear como las ropas que no necesitan planchado, buscan crecimientos que se sostengan en su adaptación a la realidad. Pretenden que la persona “se ponga a funcionar”. Tienen eficacia, incluso demasiada, pero dejan una pata floja. Funcionan como la ideología del capitalismo postmoderno, sostenido por su crecimiento permanente y como éste, si dejan de crecer se caen.
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