“ES EL SIGNIFICANTE, ESTÚPIDOS”.

LA INDIGNACIÓN.

ZIZEK.

Parafraseando estas cuatro palabras dichas por algunos actores de la acción política, las usamos con nuestro término significante.

Entendemos que lo importante de los “indignados” es el símbolo que han introducido en la lectura de la realidad social. No un lugar para propuestas programáticas sino el símbolo de la protesta.

Un aldabonazo ético, una denuncia de algo esencialmente desviado y pervertido, es la plataforma significante desde la que articulan su discurso.

Zizek dijo entre los indignados de
Wall Street:

“El problema no es la corrupción ni la ambición, el problema es que vivimos en un sistema en el que es imposible no ser corrupto.”

Contrariamente a los que quitan validez a su movimiento de denuncia, por entender que su demanda de “democracia real” gira en un vacio de pedir lo que ya hemos conseguido, vivir en democracia; dice Zizec que la denuncia es en sí misma más eficaz sobre la realidad política que entrar en propuestas programáticas, como les sugieren los “amigos” que les invitan a participar en las instituciones de gestión democrática establecidas.

Les aconseja no desviarse de esa acción de denuncia, no dejarse seducir por las invitaciones a participar en las otras propuestas políticas.

Esto es así para este pensador, porque para él la sociedad de derechos en que vivimos está situada como una superestructura de una organización económica pervertida.

La indignación es por lo tanto una denuncia de la disfuncionalidad de las normas democráticas.

Más allá del tiempo – posiblemente fugaz - que consiga sostenerse ese discurso, es importante rescatar su valor como significante, como lugar dentro del sistema de lecturas de la realidad social que sitúa de una forma magistral lo que no marcha.,