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domingo, 8 de noviembre de 2009

EL SIGNIFICANTE Y LA MUERTE



- La negación del deseo en la depresión-
“El asilo donde descansa el hombre

de su marcha hacia la muerte”.
“Afrodita”.Pierre Louys

La fuerza infinita del deseo proviene del vaivén del significante en lo inconsciente, que al funcionar como un encadenamiento se sustituyen uno a otro, generando sentidos nuevos en cada paso.
En el decir del psicoanalista Jaques Lacan “Un significante es lo que representa al sujeto para otro significante”. Esta expresión sitúa la idea del sujeto como entidad supeditada al lenguaje.
Re-presenta equivale a decir que el significante tiene como función presentar una y otra vez al sujeto en el discurrir de la cadena de los significantes. Si el significante anterior no le dijera al nuevo qué sentido trae, se perdería la identidad del sujeto. El sentido insiste pero no consiste en el significante, ya que es su presentador.
Por este mecanismo de aparición y desaparición sucesiva del sentido, tiene el hombre relación con la muerte – entendida ésta como el movimiento de cambio de sentido.
Por este mecanismo fundamental del hombre, no hay un ser humano más sabio ni más profundo que otro, porque cualquier posición que se tome en la vida es con relación a la muerte: ¿Cual sujeto seré en el momento siguiente? A cada paso se pone en juego la identidad. ¿Podré seguir siendo yo mismo en el siguiente paso?
La producción del sentido de las cosas, como la del propio yo, se da en cada paso del pensamiento, en cada palabra, ya que en el giro de la ruedita de los significantes, del paso de uno a otro desaparece y vuelve a hacerse presente. El significante en cuyo movimiento desaparece y reaparece el sujeto es lo que Freud designó pulsión de muerte que, en un sentido literario o escritural, equivale a la puntuación en la frase.
Desaparición y reaparición del sentido, ausencia y presentación del sujeto. Re-presentación. Esta ausencia a cada paso lo relaciona con la muerte como desaparición, y el deseo lo salva produciendo la reaparición. Por eso en la clínica se ve que el deseo cura la angustia.
En la depresión por ejemplo, la angustia se debe a la negación del deseo, debido a lo cual la persona siente que ha perdido el sentido vital, el sentimiento de valor de las cosas, cayendo en el sentimiento de que nada vale la pena.

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