Las pretensiones políticas del “Cowboy Desnudo” que aparece en los medios de comunicación, para alcalde de NY; y de “Paris Hilton” para presidenta de USA, me parecen ejemplos de la corriente de estos tiempos para desprenderse del dogmatismo de las ideas hechas, de las ideas absolutas, de las certezas.
El drama del ser humano puede entenderse en la vertiente de la naturaleza del símbolo que lo habita, como ha planteado el psicoanálisis. No estamos habitados por un solo yo, sino por variadas tendencias que se sintetizan en un yo para tener una identidad, un sentido del mundo.
Pero la necesidad de sobrevivir en la realidad, que es lo que nos permite este sentido de las cosas, no significa que al mismo tiempo el humanito* deje de estar habitado por la naturaleza del símbolo que es la de circular, asociarse con otros símbolos, recreando permanentemente el sentido de la realidad y la propia identidad.
¿Quién es el mismo que la década anterior, el año anterior, el mes anterior, el día anterior? Nadie que no sea neurótico, nos dice el psicoanálisis.
Siempre se ha visto en la historia humanita esta lucha entre el yo que quiere estabilizar el sentido y el símbolo que quiere circular por él.
Esta es una pugna eterna que no tiene solución porque es de nuestra naturaleza.
En las pretensiones políticas de estos dos anti políticos, me parece ver una manifestación de un estilo muy actual, muy siglo 21, de esta lucha eterna.
No deja de escandalizarme y al mismo tiempo de divertirme. Me escandaliza porque creen que pueden desempeñar un cargo político sin formación, pero por otro lado hallo en esta pretensión una verdad.
El Cowboy Desnudo por ejemplo, dice que su pretensión es como la del gobernador de California, el hollywoodense Schwarzenegger ¿Podríamos también evocar a Reagan? Tampoco me cuesta aceptar que la formación no garantiza evitar el error. Paris Hilton, de la que no puedo dejar de sentir que tiene un nombre de hotel, dijo durante la campaña de Mc Cain a la presidencia, que si un señor con arrugas podía pretender ser presidente, ella, que está buenísima, por qué no podría. Parece que ahora ya tiene una plataforma partidaria.
Esto no soluciona el problema humanito de que, si bien puede sostenerse que el carnaval, la polisemia, el sentido lúdico, el sentido aventurero de la vida, es lo mejor que podemos hacer en este complejo y maravilloso mundo, es también necesario que el yo se ocupe de gestionar la realidad.
Es complejo, entre otras cosas, porque parte importante de la realidad es la parte lúdica y aventurera.
¿Cuál elegir? ¿Las dos?
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*Humanito. Solemos llamar así al ser humano en nuestros escritos y especulaciones, queriendo expresar la idea de que, aunque la palabra “humano” nos parece bella, cuando miramos sus acciones, a veces maravillosas, a veces terribles, y lo mucho que tiende a verse a sí mismo como una gran cosa, nos parece que es mejor el nombre de humanito. El humanito, que se cree mucho y es poquito.
El drama del ser humano puede entenderse en la vertiente de la naturaleza del símbolo que lo habita, como ha planteado el psicoanálisis. No estamos habitados por un solo yo, sino por variadas tendencias que se sintetizan en un yo para tener una identidad, un sentido del mundo.
Pero la necesidad de sobrevivir en la realidad, que es lo que nos permite este sentido de las cosas, no significa que al mismo tiempo el humanito* deje de estar habitado por la naturaleza del símbolo que es la de circular, asociarse con otros símbolos, recreando permanentemente el sentido de la realidad y la propia identidad.
¿Quién es el mismo que la década anterior, el año anterior, el mes anterior, el día anterior? Nadie que no sea neurótico, nos dice el psicoanálisis.
Siempre se ha visto en la historia humanita esta lucha entre el yo que quiere estabilizar el sentido y el símbolo que quiere circular por él.
Esta es una pugna eterna que no tiene solución porque es de nuestra naturaleza.
En las pretensiones políticas de estos dos anti políticos, me parece ver una manifestación de un estilo muy actual, muy siglo 21, de esta lucha eterna.
No deja de escandalizarme y al mismo tiempo de divertirme. Me escandaliza porque creen que pueden desempeñar un cargo político sin formación, pero por otro lado hallo en esta pretensión una verdad.
El Cowboy Desnudo por ejemplo, dice que su pretensión es como la del gobernador de California, el hollywoodense Schwarzenegger ¿Podríamos también evocar a Reagan? Tampoco me cuesta aceptar que la formación no garantiza evitar el error. Paris Hilton, de la que no puedo dejar de sentir que tiene un nombre de hotel, dijo durante la campaña de Mc Cain a la presidencia, que si un señor con arrugas podía pretender ser presidente, ella, que está buenísima, por qué no podría. Parece que ahora ya tiene una plataforma partidaria.
Esto no soluciona el problema humanito de que, si bien puede sostenerse que el carnaval, la polisemia, el sentido lúdico, el sentido aventurero de la vida, es lo mejor que podemos hacer en este complejo y maravilloso mundo, es también necesario que el yo se ocupe de gestionar la realidad.
Es complejo, entre otras cosas, porque parte importante de la realidad es la parte lúdica y aventurera.
¿Cuál elegir? ¿Las dos?
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*Humanito. Solemos llamar así al ser humano en nuestros escritos y especulaciones, queriendo expresar la idea de que, aunque la palabra “humano” nos parece bella, cuando miramos sus acciones, a veces maravillosas, a veces terribles, y lo mucho que tiende a verse a sí mismo como una gran cosa, nos parece que es mejor el nombre de humanito. El humanito, que se cree mucho y es poquito.
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