Consultado el médico, le receta ansiolíticos, pero el síntoma no remite. En los días posteriores sigue presentándose con mayor o menos intensidad y poco a poco va haciéndose permanente hasta impedirle mantener conversaciones telefónicas. Su trabajo se ve amenazado de forma crítica. Es referida a la consulta psiquiátrica y diagnosticada de cuadro de ansiedad con manifestación fóbica.
Para hablar de forma más sencilla se trata de una fobia, o para decirlo con más propiedad es un síntoma fóbico, ya que la fobia más que una enfermedad en sí misma, es un síntoma de algún conflicto inconsciente.
El chequeo médico no da patología. Se recomienda un tiempo de baja.
No se produce mejoría y así transcurre poco más de un año en que la paciente retoma su actividad pero no puede desarrollar su trabajo de forma adecuada. El psiquiatra la remite al psicoanalista.
Comienza el tratamiento en dos sesiones por semana y poco a poco se devela una historia que iba a permitir entender la aparición del síntoma.
Es hija de un matrimonio convencional, con un padre de costumbres clásicas, de provincias, y se va a trabajar a Madrid a los 17 años cuando su padre no le permite continuar con sus estudios universitarios por los que sentía una gran vocación. Esto genera un gran conflicto familiar y personal.
La familia había tenido cinco hijas, todas de sexo femenino, lo que había significado un gran disgusto para su padre, que era un hombre de negocios que soñaba con un hijo varón al que heredarle el manejo de sus empresas. Como sustitución del varoncito ansiado, se acostumbró a llevar con él a sus reuniones de trabajo a nuestra paciente en su edad infantil, enseñándole todo lo concerniente al negocio, como si de aquel hijo varón ansiado se tratara.
La niña por su parte desarrolló una gran admiración por su padre, y se identificó con la función que este le le había adjudicado, de futuro hombre de mundo..
De este modo ella, que era la estudiante más brillante entre sus hermanas e incluso del mismo instituto, cuando se encontró con la oposición de su padre a que siguiera con sus estudios, tomó una drástica decisión y se fue a vivir a casa de unos familiares en Madrid.
A partir de aquí se vió interrumpida la relación con su padre y poco a poco fue escalando en su trabajo, hasta llegar al nivel laboral que tiene ahora.
En los días anteriores a su fobia al teléfono había sucedido algo muy importante, que develaría la VERDAD INCONSCIENTE que la provocó. En la empresa, anualmente se premiaba a los mejores ejecutivos a nivel nacional, y ella fue premiada, junto con dos compañeros hombres, como la mejor ejecutiva del año.
Se vió en las sesiones que esto, que era por una parte un éxito enormemente ansiado, estaba en conflicto con la situación emocional en que había quedado sumida la relación con el padre, una verdadera y extrema relación de amor odio. Ella vivió el ansiado éxito con una gran alegría, pero al mismo tiempo, inconscientemente, como una dolorosa traición al padre amado, y el síntoma vino a mostrar aquel conflicto inconsciente que, aunque lo había dado concientemente por superado, había seguido presente durante muchos años en lo más profundo de su ser.
Al no tener conciencia de ello, el síntoma, como una transacción con el sentimiento oculto, aparece en la conciencia, desarrollando la pesadilla de la fobia que amenazó todos sus logros.
La paciente, en la medida en que fue visualizando esto, se vió progresivamente liberada de su síntoma, y al mismo tiempo pudo recuperar poco a poco la relación con su padre.
Podemos ver cómo la verdad inconsciente, al hacerse visible e integrarse a la vida emocional de la paciente, hizo inútil el sentido del síntoma que era .expresar los profundos sentimientos inconscientes, produciéndose su desaparición.
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